Efectos de que España haya dicho NO a la patente unitaria.
En España no existe unidad de patente europea, esto significa que para obtener protección de patente será preciso validarla a nivel europeo y posteriormente someterse al examen frente a las autoridades españolas
“La patente unitaria sin España es como la Champions sin el Real Madrid o el Barça”. Así se expresaba Benôit Battistelli, presidente de la Oficina Europea de Patentes, al valorar la decisión de las autoridades españolas de no firmar el Tratado del Tribunal Unitario de Patentes, en una entrevista concedida a este medio en abril de 2017. España y Polonia son los dos únicos países de la Unión Europea que han optado por quedarse fuera del tan esperado nuevo sistema, que busca simplificar trámites y ahorrar costes a las empresas que quieran traer sus invenciones a territorio europeo.
Cinco años después, todo apunta a que el partido empezará y España se quedará en el banquillo. Fuentes del sector pronostican que el Tribunal Unificado de Patentes (TUP)arrancará su actividad a finales de 2022, para los más optimistas, o en la primera mitad de 2023, según los más conservadores. En uno o en otro caso, pocas esperanzas hay en el sector de que nuestro país se sume al tratado a última hora.
¿A qué renuncia España con esta postura? La principal consecuencia es que las empresas extranjeras que quieran hacer valer su patente en nuestro territorio tendrán que seguir el trámite vigente hasta ahora. Esto es, para conseguir protección en España, los inversores tendrán que validar la patente a nivel europeo y, después, pasar un segundo examen frente a las autoridades nacionales.
Con el sistema unitario, en cambio, bastará un único trámite para conseguir una validación automática en todos los países de la Unión que ratifiquen el tratado. El inconveniente es que la patente tendrá que estar redactada en alemán, en inglés o en francés. Motivo por el que las autoridades patrias decidieron quedarse fuera del club.
Consecuencias
La decisión de España de permanecer al margen de la patente unitaria tiene, según los expertos, consecuencias de diversa índole. Para empezar, conservar el trámite de la doble validación implica mantener el freno a la llegada de patentes a nuestro país. Un fenómeno que tiene su reflejo en los datos. En 2021, de las 108.799 patentes europeas concedidas, solo 25.000 (un 23,2%) fueron traducidas y validadas en España, según las estadísticas de la Oficina Europa de Patentes.
Que lleguen menos patentes extranjeras, sin embargo, no tiene por qué ser perjudicial. En primer lugar, porque al quedar fuera del sistema, las mercantiles españolas se libran de respetar el torrente de patentes que todos los años consiguen la condición de unitaria.
En segundo término, los emprendedores nacionales que únicamente tengan interés en el mercado nacional no estarán obligados a estudiar “patentes que sí o sí estarán redactadas en francés, en alemán o en inglés”, apunta Enric Carbonell, Agente Europeo de Patentes y socio responsable de la oficina en Barcelona del bufete ABG. Hacer que pequeños empresarios se las entiendan con patentes en otros idiomas sería, sin atisbo de duda, sinónimo de problemas. “Por ejemplo, si España firma el tratado, una persona que tiene un taller tendría que cuidarse de no entrar en el ámbito de una patente escrita en alemán”, agrega Patricia Koch, socia del despacho de abogados Balder.
Sistema abierto
Uno de los mayores problemas de quedar fuera del club unitario es que los empresarios españoles “no podrán litigar en español en el Tribunal Unitario de Patentes”, añade Carbonell. Tampoco habrá jueces españoles en las salas de la nueva corte, ni existirá una sede española para dirimir este tipo de disputas.
Los españoles sí podrán, en cambio, solicitar que su patente tenga efecto unitario. “El sistema está abierto a todos, no únicamente a los nacionales de los países firmantes, por lo que un español podrá solicitar una patente unitaria, igual que un americano o un japonés”, subraya Koch.
Jurisdicción
Por último, someterse a una jurisdicción armonizada puede ser un arma de doble filo. No hay que olvidar que las resoluciones del TUP tendrán efectos inmediatos en todos los países que han ratificado el tratado. Ello implica que, si el Tribunal Unitario revoca una patente, esta dejará de ser válida en todos los estados adscritos al sistema de forma automática – se espera que sean los 25 países de la Unión.
Será más barato y rápido, pero implica jugárselo todo a una carta. Con el sistema tradicional, en cambio, el dueño de una patente puede perder un pleito en Alemania, pero conseguir que le den la razón en Francia; o, simplemente, mantener a salvo su patente en los países donde no ha sido demandado.
LITIGAR EN EL TUP
Abogado extranjero. Al quedar España fuera del tratado, “los abogados españoles no pueden litigar en el TUP”, señala Enric Carbonell, agente europeo de patentes de ABG. La exclusión del español como idioma del pleito y la ausencia de jueces españoles en la corte son otros dos puntos negativos.
Agentes de patentes europeas. Sí podrán ejercer ante el TUP, en cambio, los agentes españoles de patentes europeas, profesionales de perfil técnico (biólogos, físicos, químicos…) que conocen los entresijos de las patentes y, además, cuentan con conocimientos legales. De este colectivo, solo podrán dirigirse al TUP aquellos que cuenten con una acreditación especial para litigar, un cursillo que puede realizarse en ciudades como Estrasburgo o Milán, pero no en España. Se trata de un perfil profesional muy difícil de encontrar en nuestro país, señala Carbonell. En nuestro territorio solo hay 240 agentes, pero se desconoce cuántos cuentan con la acreditación para litigar en la actualidad.
Equipo. Los pleitos ante el TUP serán “rápidos y exigentes” y no dudarán más de un año. En este sentido, Patricia Koch, socia de Balder, recomienda formar un equipo donde abogados y agentes de patente trabajen codo con codo.
Información tomada de Cincodías.Elpaís.com.